Desde que arranca un programa para encontrar un fármaco hasta que las agencias reguladoras nacionales aprueban su comercialización definitiva pueden pasar entre 12 y 15 años completos. Además, prácticamente nueve de cada diez medicamentos resultantes de ensayos clínicos nunca son autorizados para su consumo, una proporción desalentadora, al menos, para los profanos.
Los expertos calculan que sacar al mercado uno de estos productos cuesta alrededor de 2.500 millones de euros. Por esta razón, los profesionales están apostando por las tecnologías de la quinta revolución industrial, porque quieren ser más rápidos y menos caros. Por supuesto, también en este sector se está discutiendo sobre la inteligencia artificial (IA) generativa.
Según los cálculos de los responsables de los laboratorios, este sistema puede acortar las fases previas a los experimentos en personas. Tras la etapa de descubrimiento, cuando se da con las moléculas que pueden combatir a los causantes de una enfermedad, se inician las “pruebas preclínicas”, realizadas sobre animales. Esta progresión puede llevar fácilmente seis temporadas de tareas.
Para agilizar esta operación, las compañías farmacéuticas recurren a la IA. Los investigadores de Boston Consulting Group (BCG), con sede en Massachusetts (Estados Unidos), detectaron en febrero de 2022 una veintena de estas empresas, la mayoría, considerablemente jóvenes, que estaban trabajando de este modo.
En otro estudio, llevado a cabo por los analistas de BCG y Wellcome, se subraya que esta innovación puede traer “ahorros de tiempo y costes”. E incluso se concreta este cálculo: “entre un 25% y un 50%”. En cualquier caso, para que esta herramienta sea eficiente, se le deben proporcionar datos correctos. Los portavoces de la firma Insilico Medicine recalcan que ellos funcionan escrupulosamente así, con todo rigor.
Esta es una de las organizaciones observadas desde BCG. Pues bien, el conjunto de estos laboratorios acumula más de 150 medicamentos en descubrimiento o desarrollo preclínico. Para entender la enorme relevancia de esta cifra, se puede comparar con los 333 proyectos pendientes que tienen las veinte empresas más grandes del mundo, teniendo en cuenta sus ingresos por ejercicio.
Fuente: La Vanguardia.